Batalla de Halbe

Tropas del ejército alemán en Spreewald.
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Soldados del Ejército Rojo enarbolan la bandera de la URSS

Imágen: Internet

El 24 de abril de 1945 el Ejército Rojo sitiaba los alrededores de Berlín, cerrando poco a poco la ciudad; el Primer Frente Ucraniano y el Primer Frente Bielorruso, bajo el mando de los generales Iván Konev y Georgui Zhukov, respectivamente, cercan en la aldea de Halbe a las tropas del general alemán Theodor Busse, luego de ejecutar un movimiento clásico de pinza. La posible vía de escape vista por el IX ejército era el bosque de Spreewald; por lo cual el 28 de abril decidieron cruzarlo, muriendo vasta cantidad de nazis en el intento. El temor del comandante nazi hacia los soviéticos y su destino de caer frente a ellos, lo condujo a negociar con el general Walther Wenck, comandante del XX ejército, el entregarse a las fuerzas aliadas. Ambos generales alemanes son titulados como "salvadores" de gran cantidad de civiles y militares, al desobedecer las órdenes del Furher; por emprender la retirada y posterior rendición ante las fuerzas angloamericanas el día 30 de abril. 

Gabriel de Vivas. 

Batalla de las Queseras del Medio

“Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria que pueda celebrar la historia militar de las naciones. Lo que habéis hecho no es más que un preludio. Contad con la victoria que lleváis en las puntas de vuestras lanzas y de vuestras bayonetas” (Simón Bolívar)

      Durante la época colonial que por más de 500 años mantuvo su poder en Hispanoamérica, el continente se sumergió en un caudal de guerras con propósito de librarse del Yugo Español. Los gritos de Libertad sonaban entre las calles de Guasimal (actual estado Apure), el golpe de espadas, pesadas cadenas y galope de los lanceros que aquél 2 de abril de 1819, efectuaron ostentosa epopeya que el clamor libertario le encomendó: la Batalla de las Queseras del Medio.

      Aquella disputa, comandada por el general realista Pablo Morillo contra las fuerzas independenstistas bajo batuta del general José Antonio Páez, “El Taita”, fue el preludio para las futuras gestas emancipadoras, marcando hito, consagrando el reconocimiento en su vida militar.

      Tras cruzar el río Arauca, El Centauro de los Llanos dirigió su pequeño ejército, de apenas 150 jinetes, hacia la vasta tropa de 400 hombres al mando del irónicamente nombrado Pacificador, en un movimiento militar único en la historia; movimiento que puede describirse como un “engaño ingenioso”: los jinetes emprendían huida dando espalda a los realistas quienes confiaban en su supremacía y la segura derrota de sus adversarios. Y tras aquél famoso grito de guerra: “Vuelvan Caras”, de pecho del general patriota, el pírrico y vagamente armado ejército devuelve su carrera y, ya frente de las tropa realistas, emprende contra ellas; ahuyentándolas y logrando que entre camaradas realistas se asesinaran.

      Esta gesta que resultó en la muerte de 400 efectivos realistas y atan sólo 2 bajas patriotas, le designó el título de “La Primera Lanza de los Llanos”, bajo boca del mismo Simón Bolívar, al general José Antonio Páez.

      Aun cuando El Centauro de los llanos venezolanos fue factor disolvente de la Gran Colombia y se enemistó con El Libertador, así como

Lienzo alusivo a la gesta militar, del pincel del venezolano Arturo Michelena

éste de personajes como Piar, merece póstumo reconocimiento como héroe de la Batalla de las Queseras del Medio, aunque también de posteriores episodios, por ser trebejo fundamental en la fundición de la corona española en la “Tierra de Gracia”, aquella que la historia nos recita bautizada por el navegante español Alonso de Ojeda como la “Pequeña Venezia”.

Gabriel De Vivas